La saliva es un líquido que humedece la cavidad bucal y es secretada por las glándulas salivales. ¿Sabías que una persona segrega al día entre 1000-1500ml de saliva?
Y no solo eso, también tiene un increíble poder en nuestra salud bucal ya que, además de participar en la masticación, deglución y el habla, también es vital en la integridad de los tejidos orales.
La saliva participa en procesos tan importantes como la limpieza de la cavidad oral de residuos de alimentos y bacterias o la reducción de los efectos dañinos de ácidos y bases fuertes. Además tiene un increíble poder antibacteriano, antivirus y antimicótico.
Cinco funciones de la saliva:
La Sociedad Española de Odontología y Estomatología ha listado algunas de las principales funciones de la saliva y su importante papel en la salud bucodental:
- Lubricar y mantener húmeda la cavidad bucal, mucosas y dientes ayudando a la correcta fonación y a la deglución de los alimentos.
- Ayudar en la cicatrización de los tejidos orales y facilita el habla al hidratar la mucosa de la faringe y la cavidad oral.
- Antibacteriana y antifúngica.
- Mantiene el pH neutro neutralizando los ácidos producidos tras la comida o ingeridos a través de la dieta, y evita la desmineralización del esmalte protegiéndolo contra la caries y acumulación de la placa bacteriana.
- Facilita la digestión de las grasas.
Xerostomía: disminución de la saliva
¿Y qué pasa cuando sentimos sequedad en la boca por una reducción o ausencia de flujo de saliva? Se produce lo que se conoce como xerostomía que es causada habitualmente por el uso de fármacos o por estar sometido a radioterapia de cabeza y cuello (para el tratamiento del cáncer).
En este sentido, es importante consultar con tu médico ya que en los pacientes con xerostomía relacionada con los fármacos cuyo tratamiento no puede cambiarse por otro fármaco, es posible modificar el esquema de dosificación para alcanzar el máximo efecto del agente durante el día, ya que la xerostomía nocturna tiene más probabilidades de provocar caries.