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EL CEPILLADO DENTAL es imprescindible para una correcta higiene oral. Si se siguen las recomendaciones de los expertos, cada 1-3 meses debemos cambiar nuestro cepillo porque los filamentos ya empiezan a abrirse y su eficacia en el cepillado se reduce. Según esto, tiramos al año a la basura, por persona, entre 4-12 cepillos de dientes.

En España se venden al año aproximadamente 160 millones de cepillos dentales, lo que supondría unas 2.800 toneladas de residuos no reciclables.Normalmente, un cepillo se compone de mango y cabezal, que suelen ser de plástico, y filamentos de nylon o poliéster. El nylon se viene utilizando desde su invención, en los años treinta; previamente, los filamentos eran de cerdas de jabalí y caballo. La cada vez mayor concienciación en términos de sostenibilidad, ha provocado que las empresas empiecen a preocuparse por los materiales con los que se fabrican los cepillos dentales. En el mango del cepillo se están empezando a introducir materiales distintos al plástico, como la madera, con el objetivo de que pueda entrar en la cadena del reciclaje y contribuir a reducir el impacto medioambiental; en este caso, podrían desecharse con la basura orgánica o utilizarse directamente como leña. Se fabrican, sobre todo, con madera de haya encerada con cera de abeja o con bambú, que se caracteriza por tener agentes antibacterianos.
Los filamentos de estos cepillos de madera pueden ser de dos tipos principales: naturales, realizados a base de cerdas de jabalí (criados específicamente en granjas pequeñas, porque la calidad del material depende del bienestar del animal, aunque estos cepillos no serían válidos para veganos) o realizados con bioplásticos degradables, que proceden generalmente del maíz, caña de azúcar, celulosa, o incluso del aceite de ricino. Pero no es oro todo lo que reluce. Existen investigaciones que han demostrado que muchos de los cepillos que se venden como de bambú cien por cien, con filamentos de bambú, al analizarlos se ha observado que las cerdas eran realmente de nylon o de poliéster. En otros casos, publicitan que las cerdas las fabrican de nylon 4 (plástico ligeramente biodegradable) cuando realmente utilizan nylon 6, que no es biodegradable.

Por tanto, se recomienda, si se utiliza ese tipo de cepillo, que para desecharlo como producto orgánico se le retiren los filamentos previamente con unas pinzas. Sin duda, el mundo de los cepillos dentales sostenibles está en expansión. Se necesitan estudios serios que analicen sobre todo la eficacia y seguridad de estos tipos de filamentos.