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Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), “el estrés es un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal”. Es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, que si no sobrepasa los limites de adaptación del individuo no produce alteraciones.
Ante cualquier situación amenazante, el cuerpo activa los mecanismos de defensa; si esta respuesta es excesiva, si se mantiene de forma continua durante demasiado tiempo o se vuelve crónica, se producirá una sobrecarga de tensión que provocará la aparición de enfermedades.
Cuando se tiene estrés crónico, las mismas respuestas del cuerpo que sirven para salvar la vida pueden deprimir el sistema inmunológico, digestivo, del sueño y reproductivo, haciendo que dejen de funcionar adecuadamente. De esta forma, el estrés crónico puede contribuir a la generación o agravamiento de problemas graves de salud, como las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes, la depresión o la ansiedad; es más, en situaciones de estrés también se altera la capacidad de cicatrización y curación de los tejidos.
La falta de adaptación a este fenómeno de estrés puede influir en la progresión de muchas enfermedades crónicas, incluida la periodontitis, y algunos estudios sugieren, por ejemplo, que juega un papel en la activación de las infecciones por el virus del herpes.

Los problemas bucodentales que pueden relacionarse con un estado de estrés severo serían:

1.La enfermedad periodontal. Existe una sólida evidencia sobre la asociación del estrés con la aparición de la gingivitis ulceronecrotizante (GUN), una forma de gingivitis especialmente dolorosa y molesta. Estos pacientes presentan mal aliento (halitosis) porque se produce necrosis (gangrena o desintegración) de las papilas que aparecen decapitadas y blancas. Otros factores de riesgo para su aparición son el tabaco, el consumo de drogas, la mala higiene oral y la malnutrición.

2. El bruxismo. Una de las afecciones bucodentales que muestra una vinculación más directa y fuerte con el estrés es el denominado bruxismo, que se caracteriza por el apretamiento y/o “rechinado” de los dientes debido a la contracción de los músculos implicados en la masticación.Es un hábito no funcional, rítmico, espasmódico e involuntario. Entre otras consecuencias, el bruxismo produce desgaste dental, fisuras, fracturas, dolor muscular y/o alteraciones de la articulación temporomandibular.

3. Las alteraciones de la ATM. Los desórdenes de la articulación temporomandibular (ATM) son un subgrupo de los problemas dolorosos faciales. Muchos síntomas relacionados con la ATM son causados por efectos del estrés físico y emocional sobre las estructuras alrededor de la articulación. Estas estructuras incluyen los músculos de la mandíbula, la cara y el cuello, los dientes, el disco cartilaginoso en la articulación y los ligamentos, vasos sanguíneos y nervios cercanos.